Algún día dejarás de tener la misma belleza, la misma juventud, la misma fortaleza y no lo digo para que tengas miedo, no, al contrario, es parte de la vida misma, el pasar del tiempo es parte de evolucionar, de crecer, de transformar. Lo que realmente quiero es que despiertes, que no permitas perderte en este círculo vicioso que se llama estrés y rapidez, que no corras en círculos buscando lo superficial, que no te alejes de ti por retener un amor, un trabajo, una posición, una «falsa vida».
Desde hace tiempo esta palabra retener rondaba constantemente en mi mente y corazón, era la típica humana que buscaba retener cada momento increíble que sucedía en mi vida. Retenía a ese amor que ya había terminado, retenía esas amistades que solo me hacían daño, retenía ese trabajo que me mostraba todos los días lo infeliz que era mi vida, retenía a mi yo del pasado, no me permitía cambiar, no me permitía evolucionar, no me permitía crecer, no me permitía mejorar. Me quedé en un bucle por muchos meses, incluso años.
Perdí mucho tiempo y energía de mi vida buscando la forma de mantener todo igual, pero, ¿sabes qué fue lo que pasó? Entre todo ese esfuerzo perdí lo único importante, «mi yo» en el amplio sentido de la palabra. Perdí mi salud, perdí mi brillo, perdí mi esencia, perdí mi alegría, mi emoción por lo nuevo, mi amor por la vida misma. Tan solo imagínate estar muerta en vida, no tener sentido, no tener propósito, no tener respuestas, no tener emociones, no sentir nada, absolutamente nada más que dolor y sufrimiento. Esa sensación la tuve por mucho tiempo de mi juventud y aunque ahora me pregunto el porqué perdí tanto tiempo valioso en no vivir, comprendo que era parte de mi viaje, ese guiado por Dios.
A causa de ese capítulo en mi viaje me hice una promesa, inspirar a todas esas humanas que como yo, atraviesan tal vez no el mejor momento de sus vidas, que se encuentran a la deriva, que no logran encontrar ese propósito por más que se esfuercen, que nada parece tener sentido y que tal vez, están viviendo sin vivir. Este mensaje es para ti que te sientes tan sola, tan triste, tan perdida; es para ese corazón que no encuentra consuelo, que se siente roto y lastimado y para esa mente que no para de pensar, que no para de herirte.
La vida no es como piensas que es, ni como la sientes, ni como la percibes, es más, trasciende lo inexplicable, lo surreal. Quizás estas palabras no te llenen de consuelo porque inconscientemente buscas cómo sentirte mejor ahora, y ese es el problema real, estás tan desesperada por sentirte bien que te sientes mucho peor, en esta búsqueda insaciable de respuestas, ninguna parece correcta, ¿verdad? Ninguna respuesta logra sanar esa mente, ese cuerpo, ese corazón. Todo avanza tan deprisa que ni siquiera te permite respirar, no te permite detenerte, no te permite pausar. ¿Hay algo mal en mí?
En esa desesperación esa era otra pregunta que me hacía, ¿habrá algo mal en mí? Todas se ven felices, todas eran tan bellas, todas parecían tener una vida asombrosa y de pronto veía la mía y no era nada como las demás. En mi búsqueda por sentirme mejor comencé a cambiar hábitos que si bien me ayudaban a sentirme bien, solo eran una curita para el dolor, no me sanaban en lo absoluto, y de hecho poco después se volvían una esclavitud. Yo quería sanarme por dentro y solo estaba enfocándome en sanar por fuera, pero no me daba cuenta. Empezaba a lucir diferente un mejor físico, otro tinte de cabello, ropa nueva, lugares bonitos, pero nada de eso me sanaba, conocía a tantas personas, tantos lugares, tantos cafés y ninguno me sabía realmente.
En mi último viaje fue donde lo entendí todo, donde comprendí que vivía una falsa vida, que todo era tan superficial, que me había perdido de lo realmente importante, las lecciones de la vida. Y ahí comenzó mi viaje real, el viaje que me ha liberado mucho más de lo que alguna vez pensé pero que también me había quitado algo. El Universo jamás te dará algo sin recibir algo a cambio, recuerda muy bien esto porque son lecciones que me llevaron bastante tiempo aprender.
Lo que recibió de mí a cambio de plenitud, felicidad, sabiduría, fe y propósito fue mi antigua vida, fue dejar mi yo del pasado con todo eso que retenía y no tienes idea lo mucho que me costó arrancarme de mi ser todo eso que pesaba, no es como que te levantes y digas: «ya dejaré todo atrás, avanzaré», por supuesto que no, al contrario, pareciera que cuando más quieres soltar algo o alguien más se aferra, tu ser no lo permitirá porque ya forma parte de ti, formó parte de ti y tus hábitos por mucho tiempo, pero cuando realmente quieres algo, todo es posible.
Reitero, no fue sencillo pero lo logré, hoy escribo con enorme paz en mi ser porque aprendo todos los días a no aferrarme tanto sino a disfrutar más. Hoy vivo más ligera, más cómoda conmigo misma, con más amor por la vida; vivo con emoción de lo que sucederá mañana e inspiración para hacer lo que más me hace feliz, escribir y documentar. Existo con un sentido más claro y con un corazón en proceso de crecer y mejorar; vivo con una mente más controlada y menos agresiva; con menos miedo y más aventura. Hoy vivo cada segundo sin prisa porque sé que lo que quiero llegará, no desespero, no me frustro, no me enojo. Hoy vivo más feliz que ayer pero seguro menos que mañana.
Este último viaje me mostró la plenitud y felicidad, y no te mentiré, estas tres semanas no aceptaba el haber regresado, me negué con toda mi alma, pero hoy sucedió algo diferente. Decidí ver mi estancia con otros ojos, con otra esencia, con otra reflexión, ¿y si estoy de vuelta para terminar de sanar y soltar? Ahí todo cambió, dejé de negar mi presente y comencé a analizarlo con mayor profundidad. Acepté mi misión de ahora que es sentir la misma plenitud y felicidad que en CA, es sentirme igual de completa que en CA, es vivir realmente igual que en CA y si lo logro, estoy segura que habré triunfado por completo, porque demostraré que la plenitud, propósito, sentido, felicidad y vida no es un destino, es un estado del ser y de estar.
Y si yo lo logro, estoy segura que tú igual podrás hacerlo. Ten fe, confía en que cada capítulo de tu vida es simplemente un nivel más para alcanzar ese despertar, esa iluminación, estar más cerca de Dios. Nada sucede por casualidad, todo está perfectamente bien diseñado y serás tú quien decida trascender el dolor para convertirlo en amor y brillo.
No necesitas futuro, necesitas presente y pasado, no necesitas ir deprisa, necesitas detenerte por un segundo y analizar qué pasa contigo. No necesitas un nuevo amor, necesitas elevar tu propio amor. No necesitas muchos amigos, necesitas unos pocos reales y sinceros. No necesitas superficialidad, necesitas profundidad. No necesitas imitar, necesitas autenticidad. No necesitas respuestas, necesitas mejores preguntas. No necesitas un look nuevo, necesitas aceptarte como eres y mejorar con naturalidad. No necesitas marcas o estilo, necesitas simplicidad y humildad.
No necesitas cambiarte, necesitas transformarte, porque no significa lo mismo cambio que transformación o evolución. Lo segundo siempre será más profundo, más real, más auténtico.
Cada persona que se cruce en tu vida tiene una razón de ser, cada momento difícil tiene su razón de ser, cada corazón roto tiene su razón de ser, cada momento feliz tiene su razón de ser, cada tormenta o puesta de sol tiene su razón de ser. Todo es perfecto, ¿será que lo comienzas a ver?
Algún día dejaremos este mundo y cuando eso suceda, espero que en mi último suspirar diga: mi vida fue el mejor viaje que el Universo me regaló, no cambiaría nada porque todo fue como debía ser, y así fue perfecto.