Cuando leí esta frase, mi respiración se detuvo por un instante, ¿todo lo que me molesta de otros está en mí? Claro que no – pensé, ¿cómo es posible que suceda eso? Lo que me molesta del otro es más que su personalidad, palabras o acciones, no tiene nada que ver conmigo. Por años creía que el problema siempre era el otro y lo que me molestaba de sobre manera eran ellos, no yo, entre enojo y rechazo, siempre omití la idea que eso que me molestaba podría estar en mí también. Lo que te molesta es porque está en ti.
Empero, la vida y el Universo mismo me fue enseñando a través de distintas circunstancias como todo eso que odiaba y enojaba de los demás sí residía en mí y muy profundo. Me encontré con mi propio reflejo en muchas personas y que, por muchos años había justificado mi actuar, vivía creyendo que los demás tenían que cambiar antes de que yo, de hecho, el cambiarme nunca cruzó por mí mente, ellos tenían la culpa, no yo. Me envolvía en el perfeccionismo de mi propio ser, qué equivocada estaba.



Conforme fue avanzando en mi camino espiritual, la forma en la que comenzaba a ver las cosas empezaba a ser distintas, entre muchas situaciones me encontré que el enojo provenía por mi anhelo de control y aceptación, que eso que me molestaba en el otro sí formaba parte de mi personalidad y que cambiarlo era más difícil de lo que pensaba. Momento tras momento, me fui volviendo más y más consciente de mí misma, empecé a preguntarme ¿y si cambio? ¿qué pasaría? Inicié con acciones pequeñas que poco a poco se volvieron más grandes, ya no me enojaba de la misma forma, de hecho, cada que pensaba en enojarme evaluaba el hecho real y entendía que eso era yo, lo transformé.
Entre llanto, dolor y mucho esfuerzo, mi entorno y vida fueron cambiando, ya no me afectaba de la misma forma el pasado, de hecho, esas personas ya no me enojaban, entendía que también era parte de vivir, dejé de victimizarme y comencé a concientizar quién quería ser. Empecé a estudiar a maestros espirituales y me enfoqué en lo único que podía mejorar, mi personalidad, palabras y acciones.
A veces nos perdemos tanto por el ruido de afuera, creyendo que la vida es mucho más compleja y de lo que parece ser, y que la verdadera respuesta está en los otros sin analizar por un breve segundo que la vida solo es la respuesta de quienes somos y en quienes nos estamos convirtiendo día con día. Hoy en día sigo molestándome por cosas y situaciones que no puedo controlar sin embargo sucede que cada que me molesto lo controlo mejor y pienso si realmente el enojo es con el otro o conmigo misma por tener actitudes como el otro, ahí todo se transforma.
El verdadero acto de valentía es reconocer en el otro todo aquello que nos molesta para trabajarnos en nosotras mismas porque solo así conoceremos mucho mejor las creencias que sigues deteniéndonos, pero sobre todo limitando lo zen que podemos llegar a ser, sin ir a un templo budista.
Decreto con todo mi corazón que la persona que lea esto solo le sucedan cosas increíbles en estos 365 días, logre perdonar y perdonarse, confíe en ella y se permita realmente vivir en el aquí y ahora. Todo lo bueno, hermoso y real para tu esencia de nuestro ser supremo.
Mucho amor y paz para ti.
Con buena vibra, Karla.